1.- LA COCINA Y SUS UTENSILIOS

Sabemos que la comida de los reyes y de su corte implicaba un complicado y cuidado montaje y que el llamado "Oficio de boca" preparaba sus yantares y los banquetes que se celebraban frecuentemente. En la base de todo ello estaba la cocina, provista de monumentales fogones, colosales asadores y hornos y bien dotada de utensilios de cobre, hierro y barro, gobernada por el cocinero mayor bajo cuyas órdenes se encontraban gran cantidad de operarios especializados en diversas tareas; también son de destacar los pícaros de cocina que ayudaban a los distintos menesteres y robaban cuanto podían. Complemento de la cocina era la bodega donde se guardaban los vinos mejor seleccionados.

 

El cuadro de Murillo "La cocina de los ángeles" (óleo sobre tela, 1646, M. del Louvre), nos muestra el trajín frenético de la preparación de la comida de un convento. Los testigos del milagro, a la izquierda, y la levitación del santo a continuación, parecen figuras secundarias al estar separadas y delimitadas por los dos ángeles centrales que destacan en primer plano y sirven de transición hacia la otra mitad del cuadro donde los ángeles, ante un sorprendido monje, se afanan en preparar la comida (se perciben carne, hortalizas, una gran olla al fuego) y colocar los platos, en medio de una serie de variados enseres de cobre y barro. Es esta una obra en la que se perciben influencias en Murillo de otros pintores como Velázquez, Zurbarán e incluso Tiziano. El cuadro, por otra parte, nos muestra un claroscuro intenso, tonalidades terrosas y un uso muy hábil de la perspectiva con un tratamiento complejo del espacio representado.

 

Velázquez en "La mulata" (óleo sobre lienzo, hacia1617. The National Gallery of Ireland. Dublín) nos muestra un auténtico bodegón con figura en el que en medio de fuertes contrastes lumínicos percibimos algunos objetos propios de cualquier cocina de la época: un perolillo estañado, una alcarraza, platos y escudillas, una jarra vidriada, un almirez e incluso una cabeza de ajos junto a él. Al fondo observamos la escena de la cena de Emaús. Con una prolongación del espacio similar a la de la obra "Cristo en casa de Marta".

Velázquez: "La mulata"

   

 

También en su época sevillana el joven Velázquez, a través de la obra "Cristo en casa de Marta" ( óleo sobre lienzo, 1618-1620. The Trustees of the National Gallery.Londres), con una organización similar a la del cuadro anterior, nos muestra en el ángulo inferior derecho un detalle de una cocina sencilla con la preparación de una comida, en la que los utensilios de bronce y barro junto con el pescado, los huevos, los ajos y la guindilla, constituyen una naturaleza muerta de gran naturalismo. Naturalismo que se acentúa por los rasgos y actitudes de las dos mujeres de la izquierda. La escena que se percibe en el cuadrante superior derecho, con la variable interpretación (¿visión reflejada en un espejo?, ¿representación de la habitación contigua?…) confiere un mayor barroquismo en el conjunto del cuadro.

 

Zurbarán, a través de sus bodegones de cacharros también nos deja una constancia naturalista de algunos de los utensilios comunes. Sobre fondo oscuro aparecen sabiamente iluminados una bandeja de plata, con copa de bronce dorado, ánforas y cantarilla sobre otra bandeja.

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