5.- LOS POBRES Y LA COMIDA

La comida sí era una obsesión para los pobres quienes lo poco que tenían lo gastaban en subsistir e una sociedad en la que los productos básicos para la alimentación, como la carne, el aceite y el vino soportaban tales impuestos que resultaban prohibitivos. La literatura nos relata una abundante serie de episodios a través de los cuales nos resulta más fácil interpretar el significado de algunas obras pictóricas.

En primer lugar podemos destacar los cuadros que nos muestran la bondad y la caridad de los frailes que se dedican de repartir alimento a los más necesitados. Se da, sobre todo pan, aunque en algunas ocasiones también algún plato sencillo de cocina como advertimos en el cuadro de Murillo "San Diego de Alcalá dando de comer a los pobres" (óleo sobre lienzo, h.1646. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid), en el que frente a la acción de gracias del santo los pobres parecen estar atentos sólo a sus propias miserias y necesidades. 

 

 

Velázquez, en sus obras de la etapa sevillana, con su característico realismo y los claros contrastes lumínicos nos muestra las costumbres culinarias de las clases populares. Ningún detalle ni objeto resulta innecesario en "la vieja friendo huevos" (óleo/lienzo, 1618. National Gallery of Scotland, Edimburgo). Parece un inventario de útiles de cocina donde aparecen tres alimentos importantes: huevos, fruta (melón) y el vino que lleva el muchacho en su mano izquierda.

 

 

Ni en "El aguador de Sevilla" (óleo/lienzo, 1620. Wellington Museum, Londres.) que refleja por su parte una figura familiar de cocinas y tabernas y de la novela picaresca.

 

 

 

 

Encontramos en Velázquez algunos cuadros de personajes populares en torno a una mesa. Nos fijamos especialmente en esta "Escena de taberna" (óleo/lienzo, h.1628. Viscount Windsor) en la que se combina una vez más el bodegón con la pintura de figuras. Hombres, viandas y objetos son tratados con gran detalle y atención. Se advierte sobre la mesa alimentos más sencillos y menos abundantes que la variedad de carnes y aves colgadas al fondo. Destaca el hecho de que las figuras del centro son las mismas que aparecen en "El triunfo de Baco".

 

Murillo pinta años más tarde una serie de obras que reflejan el mundo marginal de los niños pobres, abandonados a su suerte que se convierten en pícaros tratados con dulzura y suavidad por los pinceles del autor sevillano, a pesar de lo cual nos remiten a un mundo de miseria en el que no sólo se pedía sino que se robaba para sobrevivir. Ello explica que junto al pan que podían recoger de los donativos a los pobres, dispongan de fruta variada e incluso de pastel posiblemente afanados en alguna cocina importante.

 Murillo: "Dos niños comiendo fruta", h.1650

 Murillo: "Niños jugando a los dados", 1670-1675

 Murillo: "Niños comiendo pastel", 1670-1675

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